Algún día escribiré un libro. Se llamará "el arte de hacer puré". No, no será un libro de defensa personal. Podría, es verdad, escribirlo, si quisiera. Pero no. Será un libro de cocina, con una sola receta. La recetá definitiva del puré. Tendrá tan solo dos páginas. Porque ni siquiera dirá con que acompañarlo. Y no, no involucrará nuez moscada. Pimienta, quizás, a lo sumo. Será un bestseller, lo sé. Figurará en la sección de autoayuda. Si, autoayuda. ¿O acaso hay algo mas práctico que saber hacer un buen puré? ¿O mas satisfactorio? ¿No es, acaso, una técnica de superación personal? Y soy el indicado para hacerlo. Soy un purista del puré, aborrecedor de los herejes fanáticos del puré aguado, Execrador de las practi-mamis-del-puré-chef. Tal es mi ortodoxia que, cuando dejé mi hogar natal, una sola cosa le pedí a mi madre: ese prensa papas incómodo, aparatoso, arcaico, motor de mis más oscuras fantasías.
Mis fantasías de puré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.