Andá a saber
si seré yo
si serás vos
si seremos nosotros
si será la adultez
la estación climática
la temporada de lluvias
la recesión económica
el cloro en el agua
o el espíritu de la época.

Pero

¿No te sentís
un poco mas muerto
por dentro
que de costumbre?

¿Las ganas
escurriéndose
por entre tus dedos?

¿Los sentidos embotados?

Quizás
entonces
no quede otra
que seguir escribiendo
para calmar la conciencia
y llegar
a ningún lado.

Seguir escribiendo,
mientras el sol de invierno
brilla,
fláccido,
a través de la ventana.

Es domingo
por la mañana.
Temprano.
Demasiado temprano,
y demasiado domingo
para andar escribiendo
estas mierdas



En el exacto momento en que el protagonista le disparaba a la sartén
luego de arrojarla al aire
y que la bala rebotara en ésta
en angulo perfecto y trazando una trayectoria
directa
a la sien del antagonista
que a su vez
también
disparaba
al protagonista
que se escondía
detrás de un mueble,
apagué la película.

Era demasiado.

Todo era demasiado.

La película de la cual ya había olvidado el nombre,
las dos hamburguesas completas con papas fritas que aún no lograba digerir,
el vaso de coca light medio vacío
o medio lleno
o mecio vacío
o medio lleno
El aletargamiento en el sillón
en víspera de fin de semana largo
a las once de la noche,
el blister de alfajores esperando en la heladera.

Agarre el teléfono
a pesar de que no había sonado,
y miré la lista de contactos.

Cada vez hablo menos,
y con menos
gente, pensé.

Debe ser por eso
que cada vez
me cuesta mas
hablar
con gente.

Me propuse a mi mismo hacerlo.
Hablar con gente,
mas seguido.

Es probable que termine no haciéndolo.

Me acurruqué detrás debajo de la manta.
Hace frío.
No tanto, pero mas del que parece.
Debe ser la sangre acumulada en el estómago.

Supongo que podría poner otra peli.
Poner otra peli,
y comer un par de esos alfajores.



En el fondo todo 
esto
no es mas 
que un esfuerzo
para odiarse 
menos 
uno
y odiar
mas
al resto