Ella no fumaba, pero igual le hacía compañía.
-¿Alguna vez se cruzó por tu cabeza saltar al otro lado de la baranda? - le preguntó
-¿Debería?- respondió ella, luego de un largo silencio.
-No lo sé. Quizás. ¿Nunca te atrajo acaso la idea del libre vuelo? Aunque éste sea algo efímero. Efímero, como la idea de saltar al otro lado.
-Pero no es vuelo. Es caída. En picada.
-Así es como se simula la gravedad cero en la tierra. Un avión en caída libre desde la estratósfera. Son meros segundos. Y aún asi...
-Quizás deberías hablarlo con alguien. Con un profesional, me refiero.
-Solo era una pregunta. Y es tan solo un impulso.
-Por eso mismo.
-Supongo que no todos consideran la posibilidad de que el pasto pueda ser mas verde del otro lado de la baranda.
-¿Tenés obra social?
-No.
El dejó que la colilla se estrellara contra los adoquines de la calle.
Ella nunca volvió responder sus mensajes.